En la mañana soleada del Manchester Fluminense, me desperté feliz recordando las tareas que tenía al otro lado de la ciudad.
Fue un día muy esperado para un joven que buscaba respuestas después de días turbulentos.
Allí al otro lado del charco, después de cruzar el puente Costa e Silva, había otro niño esperando alguna respuesta.
Después de entrar en un bote caliente lleno de elementos, entré en un vagón de tren sumergido en el centro de una ciudad descontenta.
Las mariposas en mi estómago persistieron hasta que lo encontré, pero admito que fue difícil controlarlas.
Mientras subía las escaleras mecánicas y sentía el impacto de la temperatura, apareció mi amor.
Era el chico, el chico del otro lado de la ciudad, hablando solo y mirando cada rincón de la ciudad.
Pensé: "¿Está hablando solo?" No. Solo estaba hablando con sus AirPods, una tecnología poco común que se ve en posesión al otro lado del puente.
Almorzar en La Mole era su objetivo, era su almuerzo favorito y eso era lo que necesitaba
La Mole era solo el nombre del establecimiento, debido a la ardua y compleja vida de muchos sentimientos y la propia represión, ese momento fue único y hermoso, ay que hermoso sentimiento.
No puedo mirarte a los ojos directamente, me sacaste de la nada hoy en el amanecer ardiente, hablas mucho y me asusta, el chico del otro lado del mundo está casi mudo.
Medallón para mí era una medalla grande y muy brillante, pero confieso que este medallón es suave y fascinante.
“¿Puedo probar esto?”, dije. “¡Tú puedes!”, dijiste. Era mantequilla y ese sabor era conocido desde hacía mucho tiempo y no pude contener mi cara hinchada.
Después de largas conversaciones pude ver tu risa y tus mejillas, era hermoso como todo fluía y como podía olvidarme de la vida por un momento.
Caminar a tu lado era tentador, quería sentir tu piel y darte un abrazo o al menos tocar tus manos, pero mi lado temeroso dominaba mi sentimiento afectuoso.
Caminar por la costa era hermoso y exuberante, esta ciudad es hermosa y peligrosa, pero contigo a mi lado nunca pude sentir ni un gramo de deseo de dejar el horizonte.
Llegó el momento de despedirme y en el borde de la entrada que conducía al carruaje sumergido de la ciudad realmente pude sentir
Sentir ese aroma tuyo envuelto en tus brazos me dejo avergonzado y mirando a mi alrededor, solo fue un abrazo que me dijiste después
Cuando regresé a casa y vi Guanabara debajo de mí, sentí como si hubiera perdido a alguien, alguien que debería haber estado cerca de mí.
Después de todo lo que hemos pasado juntos, es tan bueno tenerte cerca, es decir, eres mi refugio seguro y nada más que eso, todo es tan hermoso.
⁃ Matheus Araújo
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